martes, 21 de octubre de 2014

Estrenan obra de Sergio Ortega

inspirada en poesía de Neruda
Mañana, en la Sala América

Sophie Geoffroy-Dechaume , viuda del compositor, vino a Chile a presentar "Los Cantos del Capitán", pieza inspirada en el amor clandestino entre el Nobel y Matilde Urrutia.  

Romina de la Sotta Donoso 

Ambos eran músicos, por lo que además de enamorarse, trabajaron juntos hasta la muerte de Sergio Ortega, en 2003. Su viuda, la pianista y cantante Sophie Geoffroy-Dechaume, recuerda que prepararon bastante repertorio y que colaboraron en "los enormes proyectos del conservatorio que él dirigió (en Pantin, Francia), como la trilogía de óperas para el bicentenario de la Revolución francesa, o la ópera 'Popol-Vuh', movilizando a centenares de niños y adultos, profesionales y aficionados. Sergio tenía un don para que todos se sintieran imprescindibles, y ése era el fundamento de su pedagogía".

A su mujer le dedicó Ortega, en 1982, "Los Cantos del Capitán", un ciclo de canciones que estrenó ese mismo año en Austria, y que ahora ella viene a presentar a Chile, invitada por la Fundación Neruda, con la colaboración de la Facultad de Artes de la U. de Chile -donde hará un taller para cantantes- y la U. Católica de Valparaíso.

Mañana estrenará en nuestro país este ciclo, junto al pianista Daniel Gardiole, a las 19 horas, en la Sala América de la Biblioteca Nacional (Moneda 650), con entrada liberada.

La obra, aclara Geoffroy-Dechaume, se inscribe en la tradición del Lied , pero incorpora la riqueza idiomática de Latinoamérica: "Su lenguaje musical oscila sabrosamente entre lo docto y lo popular. Posee atmósferas muy diferentes, el clima es sucesivamente grave, majestuoso, ritual y festivo".
Aclara que la voz y el piano expresan "una verdadera intimidad amorosa y sensual entre dos personas" y que la obra nace "del amor de dos seres en el exilio".

Porque Ortega se inspiró en "Los Versos del Capitán" (1952), poemario impreso en Capri que daba cuenta del amor clandestino entre Neruda y Matilde Urrutia.

Ortega había compuesto la música incidental para la versión de Neruda de "Romeo y Julieta" (1964), y luego de "Fulgor y muerte de Joaquín Murieta" (1967). "Entre ellos existía una gran amistad y una profunda colaboración. En 'Murieta', Sergio iba a Isla Negra a mostrarle la música a Neruda, quien le daba proyectos de poemas para ponerlos 'musicalmente' en forma. Le daba confianza para que adaptara los textos a la música y, con su humor nerudiano, le pedía que le llevara en un sobrecito todos los recortes con versos descartados", cuenta Geoffroy-Dechaume.


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