martes, 30 de septiembre de 2014

ADVIS, POR HUGO LAGOS (DIARIO DEL TIEMPO)

nota al margen... ya van dos crónicas de Don Hugo Lagos que no se publican en el sitio oficial...


advis

ADVIS, POR HUGO LAGOS (DIARIO DEL TIEMPO)

PUBLICADO EN CRÓNICAS
"…el dosillo es como el tresillo pero sin la corchea del medio… así hay que cantarlo…" (Canción de América).
Después de malos entendidos por causa de exilio y lejanías, la reafirmación de la amistad fue más fuerte que todo, el maestro Luis Advis terminó su sinfonía "Los Tres Tiempos de América" y nos hizo llegar por fin las partituras.
Así comenzó un largo período de ensayos dedicados a esta obra que culminó con un gran concierto en el hermoso teatro romano de la ciudad de Mérida, provincia de Extremadura, en el marco de acciones conmemorativas respecto al quinto centenario del "Encuentro de dos Mundos". Un LP grabado junto a Paloma San Basilio selló para siempre este gran momento.
Durante una gira por Argentina en 1986, Luis Advis vino a Buenos Aires y aprovechamos esa estadía para hacer un par de ensayos de la sinfonía con su presencia, se trataba de ver detalles musicales y sobretodo para escuchar "como estaba saliendo". Con su habitual cortesía y respeto nos hizo pertinentes sugerencias y globalmente quedó satisfecho con el resultado, "la música hay que hacerla con la cabeza y con el corazón", dijo.
Al año siguiente vino a España especialmente desde Chile para el estreno de su obra. Estaba feliz.
Años más tarde, en el 2003 nos reunimos alrededor de lo que llamamos "El Reencuentro" para conmemorar los 30 años del sacrificio de Allende. En esta oportunidad Quilapayún interpretó la Cantata Santa María de Iquique en el teatro Teletón contando con la presencia de Lucho Advis en el público.
Al final del concierto lo invitamos a subir al escenario para saludar, reacio a mostrarse públicamente, al principio no tenía muchas ganas pero ante la insistencia popular terminó cediendo y subió al escenario para compartir junto a nosotros ese momento de intensa emoción. Un largo y cerrado aplauso nos tenía a todos con un nudo en la garganta a pesar de las sonrisas de circunstancias.
"La música hay que hacerla con la cabeza y con el corazón".
Veintisiete años después esta frase me sigue dando vueltas en la memoria, sin duda Luis Advis ponía en su música un poco más de corazón además de la cabeza. La Cantata Santa María de Iquique hecha con esta "receta" quedará para siempre en la memoria de los chilenos.


miércoles, 24 de septiembre de 2014

En el John Peel archive

Por lo menos un disco de Quilapayún

Quien era John Peel?, pues lea aquí

De que se trata el John Peel Archive?, lea acá

Para acceder a una parte al archivo en donde se pueden escuchar  discos por itunes o spotify ver acá

Si quiere saber cual es el disco de Quilapayún que John Peel tenía en su discoteca, pues revise por acá

o si quiere ir directamente al grano, por acá


sábado, 20 de septiembre de 2014

Radio Umbral. Especial Quilapayún. 1987



Buscando entre los cassette encontré esta grabación que hice hace muchos años de emisiones realizadas por la Radio Umbral, una emisora nacida bajo el alero de la Iglesia Metodista y que fue un bastión de la música popular comprometida en los últimos años de la dictadura militar. Una radio hecha a pulso, y que llegado a los años de democracia siguió el mismo camino de otros medios de resistencia a la dictadura: Desaparecieron al no contar con el apoyo del mercado.

Pero al año 1987 esto estaba aun lejos de suceder, el mes de agosto era el mes aniversario de la radio y emitían sus programa especiales los sábado a las 19. hrs, un especial de 2 hrs y uno de ellos fue dedicado al Quilapayún, programa que ahora les comparto.

La calidad de la grabación no es de las mejores, pero excusarán las deficiencias por el valor histórico del registro, pensé en un primer momento en hacer una reconstrucción del especial y tomar de la emisión radial solamente las locuciones realizadas por Pedro Henríquez, pero pienso que es valioso escucharlo tal cual, con todas sus deficiencias y limitaciones técnicas que poseen estos cassettes después de todos estos años.

Temas incluidos en el especial
1. Plegaria a un labrador
2. Contraste
3. Luz Negra
4. Tío Caimán
5. Elegía al Che Guevara
6. Las Ollitas
7. Vox populi
8. A la mina no voy
9. Por qué los pobres no tienen
10. Patrón
11. Basta ya
12. Nuestro cobre
13. Contrapunto entre el águila americana y el cóndor chileno
14. Vamos Mujer
15. Mi Patria
16. Canción para Víctor Jara
17. Con el alma llena de banderas
18. El plan Leopardo
19. Duerme negrito
20. Retrato de Sandino con sombrero
21. Tutti Frutti
22. Eclipse de sol
23. La carta
24. Pido Castigo
25. Vals de Colombes
26. La muralla
27. Malembe
Locución intro: Salvador Lavanderos
Locución entrevistas: Pedro Henríquez



martes, 16 de septiembre de 2014

Eduardo Carrasco aclara situación sobre la Marca Quilapayún en Chile

Después de las declaraciones publicadas en la última edición de Revista El Sabado de El Mercurio por Rodolfo Parada, en el cual se indica que "la Inapi les otorgó el derecho a ambos (se entiende tanto a las agrupaciones dirigidas por Parada/Wang y la que dirige Eduardo Carrasco) para utilizar el nombre de la agrupación"; Eduardo Carrasco hizo una aclaración sobre este punto en el grupo de Facebook Quilapayún Universal, diciendo que " La Inapi, que es donde tiene lugar el juicio de marca, declaró inválida la oposición que hizo Parada a nuestra inscripción de la marca. Parada apeló a este juicio y en este momento el asunto se encuentra en espera de una resolución final. Las razones que esgrime Parada son muy débiles, por lo que nosotros suponemos que este asunto se resolverá en nuestro favor antes de fin de año."

Indica Eduardo Carrasco que : " Esperamos que de una vez por todas se termine este lamentable asunto y este grupo falso también quede prohibido en Chile. El único juicio que se ha resuelto en Chile es el que determinó que el intento de Parada de inscribir el Quilapayún a su nombre fue un acto fraudulento. Al mismo tiempo la Inapi estableció que el nombre era colectivo y que no podía ser adscrito a una sola persona. Fue por eso que nosotros tomamos la iniciativa de inscribir el Quilapayún a nombre de todos sus integrantes (incluido Parada). Este último se negó a formar parte del grupo, con lo cual quedó auto-excluído de este trámite. Si todo sale bien, la actuación que está anunciando Parada será un "adiós a las tablas". Hay que decir que Parada ha hecho oposición a título personal (excluyendo a los propios integrantes de su grupo), con lo cual, dado el resultado del juicio anterior, su trámite está necesariamente destinado al fracaso."

sábado, 13 de septiembre de 2014

Un Quilapayún sin poncho

Publicamos esta entrevista aparecida el día de hoy 13 de septiembre de 2014 en la Revista El Sábado de El Mercurio
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"Adquirí la nacionalidad francesa en 1980.Con el tiempo descubrí que, al igual que una 'chilenitis' que nunca me abandona, era también víctima de otra enfermedad incurable: la 'francofilia'. Somos definitivamente animales de corral". 


El próximo año el legendario grupo, radicado en Francia desde 1973, cumplirá medio siglo de existencia. Y en octubre regresará a Chile para presentar su último disco, Absolutamente Quilapayún. Su director artístico, Rodolfo Parada, abre las puertas de su departamento en París y habla por primera vez de sus revoluciones y evoluciones, entre la política y el canto.  

Por Margarita Serrano

Nació cantando, pero se tituló de ingeniero civil industrial.

Cantaba como monaguillo en la misa dominical. También en su casa, usando un grueso diccionario como tambor, entonando boleros y rock and roll.

Pero nunca debe haber hecho el cálculo de un puente, porque no alcanzó. Los vientos de cambio de fines de los 60 sonaron muy fuertes en la entonces Universidad Técnica del Estado, y un grupo de estudiantes se puso poncho negro y empezó a cantar. Fuerte y claro. Con guitarras, charangos, quenas y voces potentes. Sin pelos en la lengua, interpretando, entre otras, las canciones atrevidas y feroces de la Guerra Civil española. Así entraron en todos los auditorios de las universidades chilenas por primera vez y produjeron un entusiasmo inusitado. No solo porque eran las primeras canciones de protesta y daba gusto cantarlas a voz en cuello, sino porque estos jóvenes del escenario eran mucho más sólidos musicalmente de lo que antes se había escuchado en esos mundos juveniles. Para algunos, los menos militantes, eran la versión "lana" de Los Beatles. ¡Ídolos! Admirados y temidos, igual eran ídolos.

Se llamaban Quilapayún. Y uno de ellos era Rodolfo Parada.

Por eso este director artístico de los "Quila" no llegó a ejercer como ingeniero, porque no pudo dejar la música, nunca más.

Hoy, casi  50 años después, en su departamento antiguo y lleno de carácter en París XV, mientras corrige un texto -¿una canción?- en su computador, habla por teléfono en un francés impecable, dando las últimas instrucciones para una gira, y mientras todavía sale humito con aroma a café de grano de un tazón blanco, decide conversar sin barreras. En el fondo, lo que pasa es que esta gira que prepara es por Chile, después de tres años sin venir, y le importa mucho que todo salga bien. Por eso ahora él está dispuesto a no escudarse por un rato en el grupo y entrar en mundos más personales.

-Cuando ingresé a Quilapayún transformé mi placer del canto en mi destino. Toda la vida universitaria y laboral la he llevado siempre en paralelo. Después me doctoré en Sociología aquí en La Sorbona, y aun así, los estudios y el cultivo de la razón han ido siempre a la par con la sensibilidad de la música y el canto. Porque la ciencia y el arte cumplen con el mismo objetivo: rechazar los límites del enigma, sin nunca llegar a develarlo. Es la mejor manera que he encontrado de darle sentido a una energía que gasto porque sí, por placer, por estar aquí, por comunicar, por deber.

En esos años 70, muchos de ellos pertenecían a las Juventudes Comunistas, eran profundamente idealistas y por eso incorporaron a su repertorio canciones que se parecían más a un salmo o a un Padre Nuestro. Fue el caso de "Plegaria a un labrador", que compusieron con Víctor Jara y con la que ganaron el Festival de la Nueva Canción Chilena de la Universidad Católica en 1969. Así también, en esa búsqueda de nuevas formas musicales, hicieron con Luis Advis la Cantata de Santa María de Iquique.

-¿Cuántos años tenía cuando hacía el solo inolvidable de "Vamos mujer..." en la Cantata de Santa María? Cuando lo canta ahora en Ámsterdam o en Tokio, ¿qué lo diferencia de aquel joven?
-(Se ríe, pero sin nostalgia) ¡Cuarenta y cuatro años menos! Pero hay obras que conservan toda su frescura y vigencia, lo que te hace buscar recursos no sé dónde para transmitirlas con la misma convicción que en la época. Pero el tiempo es implacable no solo para el intérprete, sino también para el público, básicamente porque este se va renovando, en generaciones y en vivencias. Así, la emoción compartida puede ser muy intensa, pero es distinta. Por otro lado, como somos un grupo de solistas, de repente nos repartimos los solos para el mejor equilibrio del programa de un concierto.

-¿Sigue siendo del PC? ¿Cómo ha vivido en lo personal los cambios políticos del mundo?
-¡Pucha! Tremendo tema. Pero trato de responderle brevemente. Entré a militar en la JJCC a mediados de 1967 y dejé de hacerlo en 1979, es decir, 10 años antes de la caída del muro de Berlín. Nunca he vuelto a militar en ningún partido. No obstante, al igual que todos mis colegas en el grupo, sigo siendo de izquierda. Lo esencial de lo que uno es, se lo debe a la escuela, el medio social, al contexto republicano, a las posibilidades de evolucionar en el trabajo, a la existencia de un buen servicio de salud, a la cultura que te rodea... Todas cosas que deben ser garantizadas por una fuerza colectiva, como el Estado. Hoy mantengo lazos privilegiados con el PC, con algunos sectores del PS, y tengo muy buenas amistades políticas en la DC.

Separación del grupo

Imagen de los 70, con la formación original. Rodolfo Parada esa el primero de la derecha. Al centro, Eduardo Carrasco. "Desde que (Carrasco) se fue del grupo, nunca dejó de agredirnos de manera violenta e injuriante", acusa Parada. 


Solo ocho años estuvieron en ese Chile que los admiraba tanto. En 1973, el golpe los pilló en una gira por Francia y allí se quedaron. Fue un exilio difícil, como todos, donde no solo tuvieron que aprender a hablar francés, sino que, además, buscar trabajo para mantenerse. Rodolfo Parada se empleó en el Ministerio de Cultura de ese país, se casó con su polola chilena, tuvo una hija que hoy vive en Chile, y después de muchos años intentando convencerse de que sería largo el tiempo antes de poder regresar, "cambiamos las maletas por veladores y nos fuimos instalando en París".

El grupo nunca dejó de cantar, de grabar ni de componer. Cuando en 1988 el gobierno militar los autorizó a volver, la mayoría de ellos tuvo la duda. Sin embargo, Eduardo Carrasco, el hasta entonces director del grupo, decidió abandonar Quilapayún y volver a Chile a retomar su vida académica. Fue dolorosa su partida para Rodolfo, pero el grupo continuó. Patricio Wang, integrante desde 1980 pasó a ser el director musical y Rodolfo Parada, el director artístico.

Quince años después, en 2003, cuando en Chile se conmemoraban los 30 años del golpe, Carrasco juntó a los tres "Quila" que habían regresado esos años y formó otro grupo que participó en esos eventos coyunturales.

Ahí empezó la batalla judicial por el nombre del grupo, hasta que al final se determinó que nadie  "reglamentó de manera expresa los derechos y deberes de sus integrantes desde el origen, por lo tanto el signo Quilapayún no es creación de ninguna de las partes en conflicto". Así lo determinó el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (Inapi) y les otorgó el derecho a ambos para utilizar el nombre.

-¿Fue muy difícil enfrentarse con Carrasco, después de haber sido tan unidos?
-El propio Eduardo Carrasco ha reconocido que ejercíamos una dirección bicéfala mientras él estuvo en el grupo. Esta dualidad se basaba en nuestra complicidad para aportar las mejores respuestas a un entorno sociocultural y político, pero también en una gran dosis de amistad, redoblada por el exilio. Llegamos a ser muy buenos amigos.
"Es cierto que en ese momento el futuro del grupo aparecía más que incierto en Francia: sin casa de discos, sin CD en el mercado, con conciertos más que escasos, el grupo se encontraba prácticamente fuera de circuito. Esta misma situación es la que hizo que Willy Oddó se fuera en 1987 y Carlos Quezada en 1992. Con Patricio Wang decidimos seguir con Quilapayún a pesar de todas las dificultades. Gracias a un trabajo encarnizado, los resultados aparecieron poco a poco: nuevos contratos con casas de discos y agencias de artistas, nuevos CD, programas de TV, conciertos, giras".

-Pero se peleó con Carrasco...
-Desde que se fue del grupo y en contradicción con nuestra historia de amistad, Carrasco, aparentemente sin lograr sus objetivos en Chile, nunca dejó de agredirnos de manera violenta e injuriante. Esto provocaba un gran daño para la imagen del grupo. Pero nunca respondimos a los ataques para no acrecentar el perjuicio.
"Decidir rejuntar a ex miembros en 2003, es entonces el resultado de un arreglo de cuentas que no tuvo nada que ver con el arte. Y comenzó a invocar razones tan grandilocuentes como ridículas ("traición a los principios", "la verdad termina por imponerse", "la fuerza de la historia" etc.), sobre todo viniendo de alguien que abandonó el conjunto en los momentos más difíciles".

-Guillermo Oddó, quien dejó el grupo en 1987, regresó a Chile y fue asesinado en una calle de Santiago, en noviembre de 1991. ¿Cómo le afectó a usted esa muerte?
-Sí, es un recuerdo muy duro. Estábamos en París, en el estudio de grabación, terminando de grabar el disco Latitudes. Recibimos la noticia como un gran choque emocional. Willy era una persona muy querida por todos nosotros. Son los momentos en que la vida pierde todo sentido y uno se pregunta para qué seguir haciendo esfuerzos por esto o lo otro. Para mí fue particularmente difícil porque tuve que encerrarme a redactar una declaración pública a nombre de Quilapayún. Estuve como una hora encerrado para escribir solo unas líneas, con mi razón librando una batalla cruel con mis emociones. Algo de esta vivencia apareció recién en la canción "Siete por ocho" de nuestro último disco, donde decimos: "Siete veces por el suelo, ocho veces de pie, pareciera que la vida vale nada, pero nada vale una vida".

Luego de tres años, Quilapayún regresará a Chile para presentarse, el 17 de octubre, en el Teatro Nescafé de las Artes, en Santiago. "Dejamos de usar el poncho negro en 1985, porque ya nos parecía fuera de época", dice Parada.


Siempre París

Se quedaron en París, en definitiva. Rodolfo se casó por segunda vez con una francesa, dicen que bella y aristócrata. Tuvo dos hijas con ella. La vida se enredó con lazos familiares, laborales y sentimentales.

-Nada más apropiado que el concepto de resiliencia para explicar el instinto de vida que uno desarrolla frente a la adversidad: vulnerables pero invencibles. Adquirí la nacionalidad francesa en 1980. Y luego recuperé un pasaporte normal chileno (sin L) en 1989. Con el tiempo descubrí que, al igual que una "chilenitis" que nunca me abandona, era también víctima de otra enfermedad incurable: la "francofilia".  Somos definitivamente animales de corral.

-Este otro año celebran el medio siglo del grupo. ¿Por qué el eslogan dice "50 años de re-evoluciones sin pausa"? ¿Cómo pasaron de la revolución a la re-evolución?
-Este eslogan tiene dos lecturas. Una primera, cultural, interna a Quilapayún. Desde los inicios hemos buscado innovar las proposiciones de cada disco, cerca de 40 álbumes hasta ahora. No siempre lo logramos, pero en general se ha marcado una evolución notoria entre discos como el Basta, la Cantata de Santa María, Nguyen Van Troy, Américas, Tralalí-tralalá, Quilapayún al horizonte, y ahora Absolutamente Quilapayún. Al comienzo, estas evoluciones eran el resultado del trabajo con compositores académicos externos al grupo, como Luis Advis, Frank Fernández, Gustavo Becerra... Pero desde el ingreso al grupo de Patricio Wang, gran músico chileno, estas evoluciones tienen un carácter interno. Evoluciones sucesivas, repetidas... eso da re-evoluciones, ¿no?
"La segunda lectura es más política. Es cierto que en la época, declararse revolucionario tenía que ver con el 'todo o nada' en la transformación social. Pero el cambio de época ha impuesto una visión revolucionaria de la 'reforma', de las 'evoluciones' significativas. Reformas como la legalización del aborto o el matrimonio para todos, tienen un carácter societal revolucionario, que inducen un cambio progresivo de modelo, sin que por ello cambie radicalmente toda la sociedad".

-Ahora vienen a Chile en octubre. ¿Cómo sienten al público chileno? ¿Le afecta la división del grupo?
-Frente al conflicto, hemos tratado de no caer en la trampa del epíteto malevo, que consideramos un insulto a la inteligencia de nuestros seguidores. Porque lo que a ellos les interesa en un artista es su propuesta concreta y punto. Del arte para arriba, es nuestra línea. Esta postura, que pretende dignificar el nombre de Quilapayún, ha sido muy bien comprendida por nuestros seguidores. Tenemos recuerdos imborrables de la celebración de nuestros 45 años en 2010, en un Caupolicán abarrotado, junto a una veintena de amigos artistas. También los conciertos vibrantes, en el mismo Caupolicán, junto a Illapu e Inti-Illimani en 2011. Y, bueno, todos los innumerables conciertos en provincias rodeados por el cariño de la gente. No queremos entrar en calificaciones del tipo "auténtico" o "verdadero", sobre todo porque en el otro grupo hay gente que tuvo un gran valor para el Quilapayún en otra época. Que el público vaya a ver a quien quiera y que decida qué opción aprecia más.

-¿La con poncho o la sin poncho?
-(Se ríe muy fuerte). Sí, buen dilema. Quilapayún dejó de usar el poncho negro en 1985, porque ya nos parecía fuera de época y fundamentalmente porque tenía muy poco que ver con la música que veníamos haciendo. Era la época de los discos Tralalí-tralalá y Survarío, donde había temas bastante novedosos, composiciones de Wang con clara connotación moderna. Además, el Inti-Illimani ya había dado el ejemplo sacándose sus ponchos amarantos.
"En el fondo, queríamos mostrar un Quilapayún renovado, lejos de posturas ceremoniales de otro tiempo, con una imagen que privilegiara lo musical. En eso estamos todavía y eso es lo que queremos transmitir.
"Nosotros utilizamos el poncho solo cuando interpretamos la Cantata de Santa María, por el carácter de la obra y como signo de respeto hacia una historia trágica. Y, a veces, siguiendo los consejos de un amigo francés, director de TV, salimos con poncho al escenario, cantamos la primera canción, y enseguida nos sacamos el poncho delante del público. Créame, ¡tiene un muy buen efecto! Pero es una maleta más en el avión...".

Margarita Serrano.

Los integrantes del grupo, radicados en París: Patricio Wang, Patricio Castillo, Rodolfo Parada, Álvaro Pinto, Mario Contreras y Rodrigo González. 

lunes, 8 de septiembre de 2014

Jorge Coulon es el nuevo Director de cultura de La Florida



Queremos que este Colegio sea la cuna de los futuros artistas

Publicado el 29 agosto, 2014 por COMUDEF
 Más de un centenar de padres y apoderados del Colegio  Cultural Sol del Illimani , se dieron cita el pasado 28 de agosto  para presenciar el lanzamiento del libro "La Sonrisa de Victor Jara" del fundador y compositor del grupo Inti-Illimani Jorge Coulon .
En el evento, el recién nombrado Director de cultura de La Florida precisó en la importancia que tiene este Colegio en el futuro artístico de nuestra comuna: "Queremos que este Colegio, sea la cuna y el centro de los futuros artistas de chile" sostuvo en su discurso.
Una vez terminado el evento, los apoderados del    Establecimiento aprovecharon de autografiar sus libros jutno al mismo autor  el cual además  destacó la importancia que tenía para él  hacer este lanzamiento en el Colegio Artístico Sol Del Illimani.
Lanzamiento de libroLanzamiento de libroLanzamiento de libro

La música de Luis Advis resuena a diez años de su muerte


Concierto gratuito hoy, en la Sala Isidora Zeger
Profesores y estudiantes de la Universidad de Chile abordan la variedad de su obra, desde piezas para piano solo hasta selecciones de la Cantata "Santa María de Iquique".  

ROMINA DE LA SOTTA DONOSO 
Famosas eran sus clases, siempre repletas, en la Universidad de Chile. "Eran extremadamente atractivas; partía hablando de estética y podía terminar dibujando mapas antiguos. Era muy culto y sabía mostrarles a los jóvenes lo grande que es el mundo. Y todo con un excelente sentido del humor", recuerda Wilson Padilla, profesor de flauta del departamento de Música de la Facultad de Artes de la U. de Chile. Este discípulo de Luis Advis ofrecerá hoy en la tarde, con colegas suyos y estudiantes, un concierto para conmemorar los diez años que se cumplen desde la muerte del compositor.
"Nunca permitió los tributos. Así que ahora que no está, nos daremos el gusto de reconocer el enorme trabajo que hizo por la música chilena", dice Padilla.
El concierto será a las 19:30 horas, en la Sala Isidora Zegers (Compañía 1264), con entrada liberada. Allí, se presentarán algunas de sus composiciones de cámara más relevantes.
Jorge Pepi-Alos abrirá con cuatro de los Preludios para piano; y será seguido por el Cuarteto de flautas Aulos y Edward Brown en el corno con "Invitación al vals" (1994). "Además de su riqueza en texturas, es un gran ejemplo del humor que Advis pone en la música", apunta Padilla. Agrega que "Cinco Danzas Breves" (1998), obra que presentará el Cuarteto de Saxofones Oriente, que lidera Miguel Villafruela, "es un gran trabajo respecto del idioma latinoamericano".
También se interpretará la no menos lúdica "Divertimento" (1964) para quinteto de vientos y piano.

Cantata moderna

La obra de Advis es muy extensa y va desde la "Suite Latinoamericana" -para orquesta sinfónica- hasta un largo catálogo de música incidental para el teatro, el cine y la televisión. Aún estudiaba Filosofía en el Pedagógico cuando empezó a aprender composición con Gustavo Becerra-Schmidt. A los 22 años le encargaron la música para el montaje "La princesa Panchita" de Jaime Silva. Él solo conocía la música culta -clásica-, y tuvo que investigar en el folclor. Ese trabajo fue calificado como "deslumbrante".
La música popular y de raíz folclórica, esa que nunca se había escuchado en su casa, le quedó dando vueltas. Hasta que decidió poner la primera piedra de una construcción musical mayor: la Nueva Canción Chilena.
Lo hizo articulando ambas tradiciones musicales en una sola partitura para cello , contrabajo, conjunto de voces, guitarras, bombos y charango, en la Cantata "Santa María de Iquique" (1969).
De la cantata, esta tarde Canto Crisol interpretará "El sol en desierto grande", además de "La denuncia" de "Canto para una semilla" (1972) y "Hombre de América", de la Sinfonía "Los tres tiempos de América" (1987).

martes, 2 de septiembre de 2014

CANTO NEGRO: APUNTES SOBRE EL JAZZ DE HUGO LAGOS

"Unchain my heart and set me free…"
A fines del siglo XIX se los llevaron a Estados Unidos, sobretodo al sur, a las grandes plantaciones de algodón, a trabajar de sol a sol, no siempre bien considerados y sin derechos, en una palabra, esclavos.
Y cantaban: "When Israel was in Egipt's land, let my people go" textos bíblicos primero, ayudaban a soportar el cautiverio, "oh when the saints, go marching in", "Lord I want to be in that number…" la libertad en el más allá, más tarde le llamaron a estos cantos, negro-spirituals.
Los sufrimientos del Cristo también ayudaban, "Nobody knows, the troubles I've seen, nobody knows, but Jesus…", así nació el Gospel, palabra de evangelio.
Y vinieron los instrumentos: percusiones, vientos y cuerdas, sobretodo de guitarra, la música fue la más fuerte. Entre ragtime y dixieland, con Luis Armstrong en la trompeta y una voz inconfundible el jazz había nacido, el estilo New Orleans también, corrían los años veinte y "Satchmo" en una de esas fue a parar a Chile. Su éxito era internacional.
Entre tanto, John Lee Hooker con su guitarra cantaba el blues en Detroit.
"Música de negros", la violenta estigmatización no le hizo mella, poco a poco los blancos se pusieron a hacer música de negros y al lado de los inmensos Errol Garner, Duke Ellington, Art Tatum, aparecieron George Shearing, Dave Bruveck, y más tarde el excelente Bill Evans.
El jazz es un estilo musical que le permite a cada músico la posibilidad de expresarse plenamente de manera individual y colectiva, juego de destreza y de inteligencia inmediata, inspiración instantánea, complicidad de la improvisación.
Melodías, armonías y modos musicales juegan hábilmente a un ir y venir sin fin sobre un ritmo que hace nacer alas en los pies.
Pero esta música no es sólo espontaneidad, también se escribe y se arregla, ahí está el excelente "Abril en Paris" en la versión de Count Basie, "Take the A train" de Duke Ellington y el no menos excelente "Girl talk" de Neal Hefti, sin olvidar el popular "In the mood" de Glenn Miller (no nos pongamos puristas), clásicos de los clásicos del big-band antes o al mismo tiempo del advenimiento del Be Bop y la reina improvisación.
Las canciones también forman parte de esta gran corriente musical, no hay mas que citar la sentida balada "Stormy whether" o "Cry for a river", entre otras, compuesta en 1953.
Y para los que piensan que el jazz es sólo una música cerebral, ahí están las profundidades modales del álbum "kind of blue" con la banda de Miles Davis aparecido en 1959, de eterna actualidad.
Ojo, el jazz tiene sus reglas y el que no las conoce las pasa mal, no es llegar y subirse a un escenario a tocar cualquier cosa. Los colegas músicos son crueles, como aquel baterista que le tiró un platillo al suelo a un saxofonista un poco despistado. El respeto entre músicos se obtiene conociendo los códigos y equivocándose lo menos posible.
Pianistas, trompetistas, trombonistas, saxofonistas, guitarristas, clarinetistas, contrabajistas, bateristas negros y blancos "swinguean" sin descanso día y noche, la pasión por la música es
avasalladora. Y ahí están, de Charlie Parker a Winton Marsalis pasando por Dizzy Gillespie, John Coltrane, Chet Baker, Art Blakey, Thelonius Monk, Mc Coy Tyner, Coleman Hawkins, Wes Montgomery, Joe Pass, Tal Farlow, Pat Martino y las cantantes, Ella Fitzgerald, Billie Holidays, Sara Vaughan, Julie London y actualmente la bella Diana Krall, por nombrar algunos. La lista es interminable y la expresión musical inagotable.
Los estilos a través de los años son variados y una progresión se impuso: New Orleans, Swing, Be-bop, Cool Jazz, Jazz modal, Free Jazz, Neo bop, Acid jazz, Jazz gitano con una cohorte de veloces guitarristas empezando por el francés Django Reinhardt.
Un nuevo movimiento ha hecho también su aparición: "Jazz contemporáneo", latin jazz, electro- jazz, jazz-rock, fusión. El guitarrista Pat Metheny es el digno representante, el francés Biréli Lagrène, también.
La lista de músicos es interminable y la música, infinita.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Diego El Cigala graba su nuevo disco en Chile junto a Inti Illimani Historico



El Mercurio

El cantaor español registrará esta semana un álbum junto a Eva Ayllón donde incluirá canciones chilenas y peruanas.  

Diego Rammsy 
Hoy aterriza en Chile el cantaor Diego El Cigala para registrar lo que será su próximo trabajo musical. El español, que estuvo cantando en Rancagua, Valparaíso y Santiago los días 16, 17 y 19 de agosto pasado, convocó al grupo Inti Illimani Histórico y a la cantante peruana Eva Ayllón para su nuevo álbum.
Alfredo Troncoso, director de Conciertos Macondo y el factor común de todos los músicos implicados en el proyecto, explica: "Estamos trabajando hace años con Diego y mostrándole música de Chile. Así logramos que participara en el disco 'Travesura' (2012) de Inti Illimani, donde grabó la canción 'La Tarara'".
El estudio de grabación Triana en Providencia está reservado para los días 2 y 3 de septiembre, jornadas en las que se registrará el nuevo disco que estará dedicado a la música chilena y peruana. "Hemos estado enviándole canciones de Víctor Jara, Violeta Parra, Patricio Manns, y también del folclor afroperuano, porque Diego conoce algo, pero no mucho", cuenta Troncoso. Diego El Cigala, comenta al respecto: "Todavía no sabemos qué vamos a grabar, pero estamos buscando el repertorio".
La idea se gestó en una de las últimas visitas de El Cigala a Chile, cuando tuvo la oportunidad de conocer mejor al grupo Inti Illimani Histórico. "Diego está muy interesado, es un artista muy vehemente para cantar", cuenta Horacio Salinas, uno de los líderes del grupo chileno. "Estamos muy a la expectativa de lo que suceda porque esto implica juntarnos en el estudio directamente a grabar, una modalidad de trabajo muy interesante porque tiene imprevistos y sorpresas que habrá que enfrentar musicalmente", agrega.
Diego El Cigala, tras una serie de presentaciones que ofreció en Australia, llega hoy a Santiago. Luego continuará con la gira del disco "Romance de la luna tucumana", trabajo ganador del Grammy Latino 2013. Troncoso saca cuentas positivas sobre el álbum que se editaría en el sello del español, Cigala Music: "Será una excelente oportunidad de mostrar la música chilena en el resto del mundo".