Sinceramente creo que el Quilapayún quedó allá muy lejos, el 2002, con la separación y el quiebre se terminó el sueño colectivo. Tal vez el fin venía desde mucho antes, desde los últimos años del exilio cuando el grupo venía en una profunda caída de actividades, experimentos con singles para entrar en las discos de Paris, para darle un giro musical a la alicaída actividad, pero en esos años la creatividad cundía por todos lados. Los que hemos seguido al Quilapayún escuchándolos desde sus primeros discos, es la época que mas agradecemos, a pesar de las duras y las maduras sacaron su creatividad por los poros, y los discos editados entre el 82 y el 89 son lo mejor de su carrera: Musical, poética y conceptualmente es la cumbre del conjunto; los que quieran hacer valer otras épocas como las mas encumbradas mas vale que se miren al espejo y se limpien las marcas de los partidos, o de la historia que les conviene contar.
Lo que ha venido después del año 2002, según mi humilde opinión que no es mas válida que la de cualquier hijo de vecino que se da el tiempo para plasmar en las letras las tonteras que piensa, es la existencia de dos grupos que utilizan el mismo nombre, que plantean su personal propuesta sobre la existencia y la continuidad de un grupo; y para quienes añoramos la mejor época del conjunto no nos queda mas que oír un disco de un lado, ir a un concierto del otro, y esperar casi una década por si los de allá graban algo, o los de acá qué plantean hacer, tratando de armar un rompecabezas para ver si algo parece a lo que fue.
Pero a pesar de lo anterior, primero hay que respetar las canas de los que están sobre el escenario de uno u otro lado, esos años de experiencia no se ganan detrás de un escritorio escribiendo a desmadre, sentado plácidamente en un teatro o escuchando los discos en la comodidad del hogar con un cerveza en la mano y en la otra cubriendo las áreas del amor que la música del Quilapayún nos tenía guardadas desde la infancia hasta que llegase la época precisa en que todo cuadra…
Y por eso los discos después del 2003 a la fecha hay que tomarlos con la debida distancia y con la debida objetividad que pueden dar los años de ver que las distancias judiciales son problemas de ellos, y que quieran lo que quieran no quedaran plasmados finalmente en lo que se reconozca como la historia del conjunto o de la cultura musical chilena (sino díganme quién se acuerda de los problemas legales entre Los Quincheros y los Huasos Quincheros de fines de los 50). Con la distancia de saber reconocer, sea la agrupación que sea, esa parte del grupo que alguna vez nos gustó, que está en el inconsciente colectivo, pero que aún no esta cerca del grupo que atesoramos en la memoria de nuestros oídos, y aún están como chutándola desde el borde, pero no de lleno; sorry, pero la verdad que entre los 2 Quilapayún prefiero a los Beach Boys….
Y aquí entramos a Absolutamente… primer disco editado por el Conjunto Quilapayún (dirigido artísticamente por Rodolfo Parada y musicalmente por Patricio Wang) después del quiebre de la agrupación el año 2002 ( si quiere saber mas antecedentes revise esta nota). Antes que nada es bueno escuchar un disco desde si, no es bueno las comparaciones entre uno y otro grupo, las comparaciones son odiosas, y si acaso existen ellas están basadas en que ambas agrupaciones tienen los mismos planteamientos artísticos… y eso no es así… solo basta darse una vuelta musicalmente por los discos desde el 2003 en la reagrupación , y en las entrevistas de Eduardo Carrasco para ver que la nueva propuesta de ese grupo viene por otro lado, es una refundación desde el concepto hasta la propuesta, y comparar dos agrupaciones del mismo nombre, pero con distintos objetivos artísticos es perdida de tiempo, es tratar de sacar un as bajo la manga cuando no hay nada que mostrar…
Entrando derechamente al CD Absolutamente en las primeras audiciones les soy sincero, me pareció una broma de mal gusto, un disco de 15 canciones con mas de 6 que están tomadas desde otros discos, reinterpretados, etc; me pareció que era el anuncio del fin, o de que grabaron lo que quisieron antes de cerrar el grupo…
Hasta casi una semana después… me di cuenta que si uno dejaba el disco hasta el track 12 "aquí estamos", y dejaba afuera la segunda parte que podía entender como bonus track, el disco tomaba otro cariz… lo primero que me llamó la atención desde la primera audición es que en este disco esta plasmada la continuidad del sonido del conjunto que quedó registrada antes del quiebre en el disco al Horizonte, sonoramente por acá va la línea, y en este CD se quiso mantener esa continuidad sónica. Lo otro destacable, la inclusión de 4 composiciones creadas desde el formato de cantautor, casi interpretadas en forma solista, que le dan un timbre interesante a la propuesta; y el aporte de Patricio Wang de sus composiciones tomadas desde sus proyectos paralelos para incorporarlas al Quilapayún , algo que es continuo desde el 82 a la fecha, también le otorgan peso al disco. "Preludio y según el favor del viento", tomadas de Suite para Violeta, es excelente, al igual "como la primavera" tomada del proyecto canciones salvajes, en el cual se la juega por una coda con un cambio armónico de los mas interesantes que he escuchado en el último tiempo en la música popular chilena y que es una modificación a la coda original, la versión de Transiente aporta sonoridad al disco, (perteneciente originalmente a música para un ballet antes de que la grabara el Quilapayun el año 84); y plasma su maestría en la interpretación de 7x8. La unión de esta canción con el tema "con la primavera" me parecen lo mas sublime del disco, y lo mas sublime en años que he escuchado; ese par de temas a uno pueden dejarlo con la guardia abajo… pero a no engañarse con Chilandó, que sinceramente me parece un plagio inconciente a repertorio folclórico tradicional, que alguna vez grabó el conjunto Los Curacas en el disco Norte con el nombre Coplas Folclóricas, Chilandó ciertamente viene a ser lo mas bajo dentro de la propuesta de este disco, aun así a pesar de lo pobre de esta canción es destacable el preciosismo en el arreglo, en el cual se escucha (por primera vez?) un unísono entre una quena y una guitarra eléctrica, y la utilización de sonidos de platillos en reversa.
Otras secciones destacables del disco son "Rosa de los vientos" y "La indiferencia" en el cual se produce un hermoso contraste entre el canto coral, las voces solistas y los arreglos minimalistas. Ramona Parra se queda en deuda frente a un texto demasiado simple, que cae casi en lo infantil…
Por ahí podríamos encontrar una profunda debilidad en este disco: En todo lo que cae bajo las manos del director artístico. No hay un concepto claro bajo la cual se desarrolla esta producción, ¿qué se intentó hacer?, ¿cuál era el concepto?, ¿bajo que fundamentos se puede decir que después de varios años había un montón de material nuevo sin grabar y de eso hay 9 temas de 15? ¿Dónde quedó el grupo que nos incluía un montón de canciones nuevas?, ¿dónde está la continuidad artística en una agrupación que graba un disco después de 13 años?, y si vamos más allá ¿dónde está el poder de tomar decisiones estratégicas artísticas con visión de futuro si se han perdido casi todas las instancias judiciales y las actuaciones escasean hasta en el escenario mas cercano en donde se ubica la agrupación?.
Dentro de lo mas interesante en este disco, y lo he dicho en las líneas superiores, es el trabajo musical que hay en este disco, hay un grado, una calidad interpretativa que está generosamente en los límites superiores, lo mas destacable en el último tiempo para un grupo de la Nueva Canción Chilena, hay preciosos arreglos, una excelente calidad interpretativa en cada uno de las voces y de los instrumentos, los cuales cada uno se encuentra perfectamente afinados, hay recursos, arreglos que van dando un paso mas allá. Otro punto interesante es la participación en la composición de Patricio Castillo dentro de un disco de Quilapayún, algo que no sucedía desde hace mas de 40 años, y el aporte de los nuevos integrantes en la música de un par de temas.
Un último punto a destacar en las distintas ediciones, tanto la digital, como la física en las ediciones española, argentina y chilena, es el pobre rango dinámico de este CD. Este disco es el mas ruidoso editado alguna vez por el Quilapayún (sea de la época que sea y de la agrupación que sea), un rango dinámico bajo es interesante para una audición en radioemisoras, en las reproducciones digitales en equipos portátiles cuando se puede tocar cualquier tema de cualquier disco, pero es contraproducente en la audición del disco completo en el hogar, en donde el oído se satura fácilmente al no existir una diferencia sustancial entre los sonidos mas bajos y los mas altos, y el auditor es tentado a no terminar de escuchar un disco que alcanza fácilmente los 60 minutos.
En resumen Absolutamente es un disco trabajado pobremente en el tiempo desde el punto de vista artístico, pero que es trabajado musicalmente de manera superior en cada uno de sus detalles. Sumando y restando el resultado final es que el disco hubiera sido totalmente distinto y mucho mejor con otra dirección artística dentro de la agrupación.
Esperamos que este disco tenga la difusión que se merezca, es musicalmente un aire fresco y de renovación a la música popular chilena, y que se encuentra al debe en el concepto artístico desarrollado dentro de una historia como la del grupo Quilapayún.
Víctor Tapia
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