sábado, 27 de agosto de 2011

Rodolfo Parada: "Los partidos políticos son indispensables".

Cambio 21

Por Francisco Castillo.

Los galardonados músicos, de vasta trayectoria, desean confirmar que “nada ni nadie” ha logrado detenerlos, a pesar de dictaduras, exilios y desilusiones.

“Van cantando por la vida y por la libertad, en rebeldía permanente contra las injusticias”. Los biógrafos de La Nueva Canción chilena –o “canción protesta” en jerga popular- definen de esa manera los contenidos del quehacer de estos artistas que irrumpieron hace medio siglo marcando una época, y que hoy, sus fundadores, están al borde de la jubilación.

Sin embargo, siguen captando el interés del público, aunque sea el de un nicho más pequeño que en su período de esplendor, cuando con Víctor Jara a la cabeza transitaban el camino que les abrió Violeta Parra, en los albores de los años 60, y que muchos jóvenes y talentosos músicos comprometidos emularon.

Concierto inédito

Tres de esos grupos, Illapu, Inti-Illimani y Quilapayún, unirán por primera vez sus voces, guitarras, charangos, quenas y zampoñas para actuar en Santiago en un concierto denominado “Juntos, aquí estamos”. Se presentarán en el Caupolicán el 14 y 15 de octubre.

Lo singular del caso es que estos grupos, a pesar de tener una historia común en las últimas cuatro décadas, nunca habían armado un espectáculo común. La idea de esta presentación, es que además de cantar sus canciones emblemáticas, compartan temas de unos y otros.

Desde París donde reside, Rodolfo Parada, director del Quilapayún, dice a Cambio21 que piensan de esta forma responder a una demanda del público, “deseoso de reencontrar y prolongar los valores que caracterizaron una época moral, de gran fraternidad y pasión, fuente de energía para todas las búsquedas estéticas de nuestros grupos”.

La vida personal y artística de los integrantes del Quila y de sus colegas del Inti e Illapu sufrió graves contratiempos en la época de la dictadura. Fueron perseguidos tenazmente, por la influencia que su cantar ejercía en la juventud sobre todo. Por eso, dice Parada, el que preparan “será un espectáculo para decirles a nuestro público y al pueblo que nada ni nadie ha logrado detenernos. Que seguimos adelante, los de ayer, hoy y mañana, a pesar de dictaduras, exilios y desilusiones, con la misma fuerza frente a la música y a la vida. Todos juntos, para que la hermandad de nuestra estética multiplique la resonancia de nuestra ética”.

-En sus inicios, el Quila cantaba a los estudiantes movilizados. ¿Lo harían hoy?
-Nosotros le manifestamos nuestra mejor disposición a los universitarios chilenos, a través de Camila Vallejo. Y esa misma disposición se la hemos manifestado a la Usach y a otras organizaciones. Sabemos que es difícil, visto que vivimos en Europa y siempre que vamos a Chile nuestro calendario es muy estrecho, pero en algún momento esta iniciativa cristalizará.

-Los jóvenes chilenos luchan por su educación y por temas medioambientales. Pero, como sus pares españoles, en sus marchas gritan: "el pueblo, unido, avanza sin partidos"
-Pienso que uno de los peligros de la época que vivimos hoy, en el mundo, es creer que nuestra mayor capacidad de expresión, individual y colectiva, más allá de los aparatos políticos, invalida a "la política". Para la democracia representativa, los partidos políticos son indispensables; en ellos se plasman las opciones democráticas de sociedad. Lo que está en cuestión a mi juicio es la representatividad de los partidos, pero no su significación política. ¿Cómo hacemos para tener dirigentes políticos que realmente nos representen?

-¿Qué piensa de este "despertar"?
-Justamente, me parece que se debería aprovechar para presionar por una renovación en la manera de hacer política, exigiendo de nuestros representantes mayor rigor y moralidad en la conducción de los asuntos del Estado. En la actual clase política hay hombres y mujeres capaces de acompañar este proceso. No todos lo políticos son negociantes ni corruptos. La estigmatización global de la clase política lleva a la condenación de la política y conduce al populismo. Y es de ahí que nacen las dictaduras.

-¿Podría el Quila traducir su postura en nuevas canciones?
-Nosotros tenemos una amplia temática actual que habla de lo que pasa: superar las catástrofes, condenar la ideología de los "ganadores" de la sociedad, reivindicar los valores populares y las culturas originarias, etc ... Pero no es nuestro rol ni nuestra intención transformar nuestra expresión artística en un programa político.

Venir a Chile

La de octubre será la segunda gira de Quilapayún a Chile de este año, después de la efectuada en febrero entre Santiago y Punta Arenas. Tras la tournée, Parada habló en el blog “Puro Chile” sobre lo que significaba para ellos venir a Chile. “Para nosotros, significa lo que a un cristiano hacer la procesión a Santiago de Compostela: es un peregrinaje alimenticio para el espíritu totalmente necesario. Es decir: hay que venerar, hay que rezar, hay que reencontrarse con el milagro, hay que retomar aliento, hay que partir con nueva energía. Todo eso para nosotros significa venir a Chile y eso es incomparable con cualquier otro proyecto”.

Parada también fue consultado sobre qué pensaba del Chile de hoy, con gobierno de derecha. “Me apego a lo que más me toca: el voto de los chilenos en el extranjero y ahí yo soy tremendamente crítico. Exigirles a los chilenos, forzados a vivir fuera, dar pruebas de chilenidad para poder votar, me parece un insulto. Significa no tomar conciencia del enorme trauma que significó el golpe de estado”.

Desde un punto de vista sociológico, estima que “estamos llegando al fin de una generación, que es la nuestra, que salimos de Chile a los 23 o 25 años y ahora, 40 años después, estamos llegando a la jubilación, y todos tal vez quieren volver a Chile o morir en Chile, y está sucediendo que toda esta generación está provocando un proceso de reencuentro con el país, y para eso el país debe abrirse”.

Él mismo, dice, ha comenzado a reencontrarse con todos sus compañeros de la facultad de ingeniería, compañeros que ejercieron la profesión y ha surgido el interés mutuo de reencontrarse, de búsqueda mutua, de contar las experiencias.

“Podemos llegar a la conclusión de que hay un acercamiento al fin de una generación, en que hay posibilidades de que realmente se tomen medidas para que se produzca este reencuentro en la gente y con eso sanar sicológicamente un país que todavía está enfermo, que está dividido, que no ha hecho las paces en muchas cosas”, concluye.

viernes, 26 de agosto de 2011

Quilapayún. Primeros Singles. Odeón 3819- 1966. Odeón 3864-1967







En este post comenzamos les dejo en streaming los primeros singles del conjunto chileno Quilapayún. El primero fue editado el año 1966, y no indica lado, es decir indistintamente puede ser lado A o B cada una de las caras del disco, además no sale mencionado a que disco pertenece, por lo cual asumimos que fue el primer single mientras el disco Quilapayún I aún no se editaba. Si bien hay discografías donde se indica que el disco Quilapayún I fue editado el año 1966, no hay evidencias físicas de una edición de ese año, y todos los ejemplares que se han encontrado indican fecha de edición 1967, pero ese es tema de otro post.

El segundo single fue editado el año 1967, hace mención que los temas pertenecen al disco Quilapayún I, y extrañamente un lado del single tiene color negro, y el otro blanco

Los temas que vienen en estos singles son los sgtes:

Odeón 3819-1966
Cara A: La Paloma
Cara B: La Perdida

Odeón 3819-1966
Cara A: El Borrachito
Cara B: El Forastero

Música y política. Por Patricio Wang

patricio


www.amsterdamsur.nl

Ya desde Platón y hasta nuestros días la función social de la música se presta a discusión.

Ya desde Platón y hasta nuestros días la función social de la música se presta a discusión.

A fines de los años 70 Louis Andriessen compone De Staat (“La República”) sobre textos del libro homónimo del filósofo griego. El objetivo era hacer un aporte a la discusión sobre la relación entre la música y la política. Sin embargo la reflexión resulta ambigua: mientras las cantantes cantan los textos que describen cómo la influencia de ciertas escalas pueden ser peligrosas, y que en el Estado ideal debieran ser evitadas, el compositor mismo declara: “cualquiera ve lo absurdo de estas declaraciones en la obra de Platón” y agrega “ojalá fuera cierto que la renovación musical pudiera ser un peligro para el Estado”.

Al mismo tiempo, más o menos en el mismo período, los años sesenta y setenta, al otro lado del mundo, los grandes movimientos sociales en Latinoamérica son impensables sin la enorme cantidad de cantores, grupos, compositores, que crean la banda sonora inseparable de las imágenes de cada gran evento político de esa época y de los profundos cambios en el continente.

Difícil es medir la influencia de la música en el acontecer histórico, pero ya el hecho de que un período sea impensable sin ciertas expresiones artísticas dice mucho del rol protagónico de éstas.

Interesante es el hecho que estas explosiones de actividad creativa en el seno de un proceso histórico no se limitaban a incorporar un discurso político, como un elemento más de una expresión artística cuyas líneas directivas obedecían a reglas conocidas. La problematización de forma y contenido era un elemento central de los múltiples intentos creativos, en todas las áreas. Las expresiones que nacieron en este período corresponden a verdaderas respuestas creativas a las interrogantes y exigencias del momento histórico.

La inserción social de las nuevas proposiciones se hicieron también a través de soluciones originales, creadas al margen del “establishment” y las instancias de poder reconocidas. Fue así, por ejemplo, como a falta de medios financieros para distribuir las nuevas creaciones, el Partido Comunista de Chile creó Dicap, una sociedad disquera al margen de los grandes complejos disqueros, apoyados por las multinacionales de esa industria. Hecho comparable, de un cierto modo y en otras circunstancias, al desarrollo de movimientos musicales en otros países, como Motown en los Estados Unidos, o el Reggae en Jamaica, que gracias a su fuerza y perseverancia supieron conquistar un lugar importante en el mundo de la música.

De ese modo se crearon estructuras que no recibían las remuneraciones financieras del mundo comercial, pero que constituyeron plataformas de trabajo suficientemente sólidas como para establecer un circuito de distribución en todo el país. Esto significó la consagración definitiva, a nivel nacional, de un movimiento de música popular que, hasta entonces, sólo había sido privativa de reducidos círculos intelectuales en el seno de las universidades, principalmente.

El indiscutible poder movilizador de la música parece naturalmente llamado a jugar un rol importante en cualquier proceso de cambios. Pero esta naturalidad se acaba cuando se trata de definir este rol. En un mundo bipolar, con dos ejes ideológicos claramente antagónicos como era la situación en los años 60, la toma de posición era a menudo radical y dejaba poco espacio a los matices.

Por una parte la sociedad capitalista con el estandarte del mercado libre y por otra la proposición de un modelo de sociedad socialista.

Para nosotros, los habitantes de América Latina (el patio trasero de los E.E.U.U. como se le llamaba entonces), víctimas como siempre fuimos de la hegemonía estadounidense que explotaba tranquilamente las frágiles economías del resto del continente, la revolución cubana, que resistía a la omnipotencia del imperio, fue una inspiración mayor en la búsqueda de otra vía posible para nuestros países. Junto a la proposición de Allende de un socialismo democrático para Chile en 1970, crearon un fervor y una ebullición de ideas nuevas que movilizó a mucha gente y, por supuesto, a miles de artistas que, conscientes de estar creando un mundo nuevo, se movilizaron con su arte para apoyar los procesos políticos que removían los cimientos de sociedades basadas en el enriquecimiento de unos pocos, y que eran hábilmente explotadas por el imperialismo norteamericano.

Como es de suponer, la situación creó una forma de arte contingente, muy directo, que sus detractores tildaron de “realismo socialista”, pero si bien ese fue un aspecto de los más visibles en la época, las nuevas condiciones creadas por una sociedad en proceso de grandes cambios contribuyeron a una estrecha colaboración entre artistas de diferentes disciplinas, y esto estimuló una reflexión artística real y profunda sobre el arte y el rol del artista en la sociedad.

La colaboración entre los músicos populares, intuitivos e inmediatistas, y músicos del Conservatorio creó una música inédita que hizo su camino y hoy aparece como el punto de partida para muchos otros desarrollos musicales posteriores. El género documental también recibió un enorme impulso cuando los cineastas comenzaron a filmar la dinámica realidad e implicaron a músicos, pintores o poetas.

La opresión violenta, estimulada por los Estados Unidos, que apoyaban a todos los ejércitos y políticos putschistas latinoamericanos, acabó con este florecimiento cultural y trajo años de dictadura y exilio que cambiaron completamente la faz del continente. De esto por supuesto también han rendido cuentas las manifestaciones artísticas, obligadas una y otra vez a buscar nuevos caminos de expresión, bajo el control de dictaduras salvajes, conscientes de que el arte y la cultura son siempre peligrosos adversarios que es necesario controlar y reprimir.

Hoy, las profundas desigualdades sociales se han mantenido o acentuado, gracias al liberalismo económico impuesto por los Estados Unidos a sangre y fuego, y del que la crisis económica actual es sólo un avatar, cuyas consecuencias serán sufridas sobre todo por los desposeídos de siempre.

Un enorme vacío en el campo de las ideas políticas ha creado por años un estado de gran indiferencia social. El liberalismo triunfante se preocupa de la administración de los pueblos y estos son atrapados en un círculo vicioso de desconfianza hacia aquello en lo que hoy se ha convertido la política. El maniqueísmo de los años 60 puede haber pecado de facilismo pero, si bien las opciones personales eran muchas veces dirigidas por una pasión idealista más que por una profunda reflexión política, el deseo de cambiar el mundo fue una realidad que movilizó lo mejor de las fuerzas sociales, y produjo una apertura en el campo de las ideas. En ese contexto era relativamente fácil tomar partido por una izquierda movilizada por la injusticia en el mundo.
Una vez desaparecidos los campos ideológicos que oponían socialismo y capitalismo, las opciones son más complicadas. Una reflexión más profunda se hace necesaria y la cultura utilitaria y « del segundo » de la sociedad contemporánea es un obstáculo. El gran peligro es esta sociedad ocupada en sus problemas más básicos y en el trabajo de control de un mundo técnico cada vez más sofisticado, convertido en un objetivo en sí. Y una sociedad que no reflexiona ni actúa a través de sus acciones políticas es una sociedad disponible para ser controlada por los intereses de una minoría activa.

El arte conlleva siempre un núcleo de subversión y es fuente de inspiración y esperanza hasta en los momentos más desesperados de la Historia.

La música no es neutra, si bien no necesita ser un panfleto, es un arte que, como la política, también cambia el mundo, a través de canales que le son propios. Y esto no es privativo de una época determinada.
Los años de la Solidaridad no son solamente una iconografía, un recuerdo caluroso de tiempos gregarios, de la ilusión colectiva de un objetivo común. Son también una actitud crítica, reflexiva, que hoy también tiene su lugar y es profundamente necesaria, en el arte y en la sociedad.

Febrero 2009

miércoles, 24 de agosto de 2011

Ismael Oddó Lo que define es la mezcla


Emol

Dos países, cuatro grupos paralelos, diversas influencias, teatro y música se confunden en la vida de este músico chileno, que ahora incrementa su equipaje con un primer disco como solista: Bando n° 1.

David Ponce

Ismael Oddó no se ha quedado quieto. En su vida ha ido y venido dos veces entre Chile y Francia, país donde nació hace 36 años. En su historia musical creció entre música francesa y Nueva Canción Chilena para avanzar luego al hip-hop, a la música de teatro, al rock y a la producción electrónica. Y en su agenda actual toca en simultáneo a cuatro bandas entre los históricos Quilapayún, el más juvenil Colectivo Cantata Rock, el grupo de ritmos caribeños Maestro Juba y su tarea más reciente, y la más personal: su música como solista.

Pero menos se queda quieto ahora, después de que acaba de dar ese paso determinante. Bando n° 1 (2011) se llama su primer disco, y dentro están en movimiento todos esos ingredientes musicales y personales que han definido su camino hasta llegar acá. Ismael Oddó Méndez es hijo de la coreógrafa y bailarina Rayén Méndez y de Willy Oddó, uno de los integrantes históricos de Quilapayún, y nació en 1975 el exilio al que su familia y el grupo musical de su padre fueron obligados junto a miles de otros chilenos durante la dictadura militar. Hoy es uno de los integrantes jóvenes de los mismos Quilapayún, y en paralelo Bando n° 1 es un cruce constante de sonidos y generaciones.

Entre quienes lo acompañan en el disco están los hermanos Pablo y Felipe Ilabaca, de Chancho en Piedra, que coinciden también en Colectivo Cantata Rock y Maestro Juba; así como Camilo Salinas y Danilo Donoso, integrantes jóvenes de Inti-Illimani Histórico, y músicos de Ana Tijoux y del circuito del funk y el soul local como los hermanos Andrés y Misha Celis. Pero al mismo tiempo conviven en el repertorio músicas venidas del teatro, rimas de rap, pasajes funk, ritmos de rock y bases programadas con instrumentos acústicos del folclor latinoamericano, versos de cueca, un bolero, un vals y un tango que corresponden a sendas canciones grabadas por él mismo en Quilapayún: "Palabras de amor", "Vals de París" y "Tango del Willy", dedicado a su padre. Y si toda la música es de autoría suya, encargó las letras a dos autores de una generación mayor: Desiderio Chere Arenas y Eduardo Carrasco, fundador y director de Quilapayún.

-¿Cómo se pone a sonar todo eso en vivo?
-Mantengo algunas cosas en pistas (pregrabadas) y otras cosas las toco como lo hacían los rockeros o como Prince, que se lanzaban a tocar sin playback. Otra canción está tirada hacia una cosa un poco abjörkada (por Björk), incluso en la interpretación de la voz, de mucha libertad. Se reinventan las canciones en vivo.

Puede ser mucha información. Tal vez por eso al comienzo de este diálogo Ismael Oddó bromea con adelantos de la tecnología todavía no disponibles en el mercado. "Por mí me gustaría tener un plug-in (una aplicación externa) aquí en la cabeza, que hiciera todas las voces, que se aplicara en cada acorde y que supiera asumir además una afinación", se imagina.

-Suena bien eso: estamos hablando del futuro de la música.
-Claro: o de repente ponerte un pendrive por acá por el lado -se ríe-.Y que de un lenguaje común que fuera Windows o Leopard (sistema operativo de Mac) leyera tu sistema operativo y tu manera de ordenar. Bueno, para allá quisiera ir. Yo creo que para allá vamos.

En modo shuffle

-¿Es un manifiesto de este tiempo hacer un disco así, con una raíz en Quilapayún y la cabeza entre Prince o Björk como dices?
-Lo espero, pero no fue voluntario. No creo ser el único en escuchar la música en modo shuffle (aleatorio). Muy pocas veces escucho discos enteros, a menos que sea uno de Los Tres o un disco interesante que acaba de salir. Y así es como quisiera que se escuchara mi disco, pero el caudal de información musical y audiovisual es tan grande que uno prende la radio y se encuentra con esto, esto, esto y eso otro, y finalmente lo que define tu gusto es esa mezcla. En mis gustos aparece este ensamble de música instrumental, para imagen, canciones...

-¿Además de los distintos sonidos: electrónico, acústico, funk, hip-hop, rock?
-Exactamente. Y bueno, lo que une esto es la voz. Muy honestamente, sin pretensiones, hasta ahora lo que más veo que une el disco es que este gallo compuso todo y canta en todos los temas. El denominador común es el compositor y la interpretación de la voz. Y un poco el punto de partida: "Bando n° 1".

-¿Cómo fue la opción de no escribir las letras, de entregar algo en apariencia tan importante a otros autores?
-No es mi veta en este momento, la estoy desarrollando paulatinamente. Mi veta tiene que ver más con la composición, la producción, llevar esas ideas a cabo. Pero me acomoda trabajar con ellos (Chere Arenas y Eduardo Carrasco), porque los temas a los cuales somos sensibles y que nos interpelan y el sentimiento o las ganas de poner el acento en tal o cual punto de vista son los mismos. Se hizo un trabajo de guía muy fuerte y de interacción entre nosotros. Tres o cuatro canciones fueron hechas a la medida con Eduardo (Carrasco). Además de haber sido colaborador, Eduardo fue un guía.

-Llama la atención que eligieras a dos autores más grandes que tú, esa capacidad de convocar a gente mayor.
-Siempre he estado muy cerca de los mayores, y ellos también me han buscado. Eso me hace estar también cerca en sus temas, y terminar de formarme con ellos de alguna manera.

-¿Eso va contra ese cliché juvenil de romper con las generaciones previas?
-Es más que una voluntad obstinada de romper. Eduardo es un maestro, hay que poner el mérito mucho en ellos, en el voto de confianza que me han dado. Son personas inmensamente generosas de las cuales hay que seguir aprendiendo.

Por eso se llama Bando n° 1

Ismael Oddó vivió una primera etapa de su vida en Francia desde 1975 a 1988, vino a conocer Chile y se quedó entre 1988 y 1999, volvió Francia entre 1999 y 2007 a establecerse en el mismo barrio de Colombes en las afueras de París donde Quilapayún vivió su exilio, y está de regreso en Chile desde 2007.

En su primera estada en Santiago estudió música en la escuela de la SCD entre 1994 y 1999 y actuación en la escuela de teatro La Mancha dirigida por Rodrigo Malbrán entre 1994 y 1995. Así sumó un nuevo oficio: en el mismo 1994 entró como músico a La Mancha y tocó en las obras "Parranda: selección de textos de Nicanor Parra hecha por una banda de bufones" (1994) y "Big bang: viaje a través de las emociones en torno a los Derechos del Niño" (1997). Luego se integró a la compañía Teatro del Silencio, dirigida por Mauricio Celedón, para hacer un reemplazo en 1996 como actor de "Taca taca, mon amour" (1993) y tocar en "Alice underground" (1999), "Amloii o como lo dijo Hamlet" (2002) y "O Divina la Commedia - Inferno" (2003).

-Intercalábamos temporadas de festivales y talleres de teatro a los que parte de la compañía asistimos para dar impulso al trabajo en todos los oficios que conviven, el circo, la música, la danza, el trabajo de la emoción -recuerda-. El ojo de Mauricio (Celedón) es mordaz, las cuestiones y carencias del mundo se convierten en un asunto personal. Su compromiso con el teatro y la vida es absoluto. No transa en pequeños asuntos, es otro de mis maestros.

-¿Parte de esa formación también está en tu disco?
-El carácter del disco es vocal, es de canciones, pero hay una buena combinación con cosas que nacieron del teatro. Por eso se llama Bando n° 1. Porque es mi primer disco, está inscrito dentro de lo que puede llamarse un testimonio de lo que ha sido mi vida musical, ligada a mi recorrido de vida. El hecho de haber nacido en Francia, el reencontrarme con un país que desconocía, me hacen tomar el "Bando n° 1", la canción, como una declaración de principios, porque además es la primera canción que compuse en mi vida.

-¿Cuándo?
-Uf: el año '95, para un trabajo de la escuela de la SCD. Y se fue transformando en lo que finalmente quedó plasmado en el disco.

-¿Cómo fue tener esa canción quince años en la cabeza?
-Finalmente me convenció de que tengo un punto de partida: por qué no completar este punto de partida con lo que sigo siendo. No solamente puños alzados, sino el amor, el enamoramiento, la horizontalidad de la vida, las cosas cotidianas, con mis formas de verlo, mi influencia, lo que a mí me cae en los hombros. Este disco es un lote de canciones o músicas que van a conformarse como un primer retrato del Ismael Oddó. Y por eso ese salto en el afiche (se refiere a la foto de la carátula).

-¿Y por eso el equipaje también, en la misma foto?
-Claro: si vas a dar el salto tienes que soltar tu herencia. Forzosamente te arriesgas a que esa maleta se tenga que abrir y te tengas que despojar y finalmente soltar eso.

-¿También hay una opción en poner ese título militar al disco?
-Militar, claro.

-Uno piensa en Pinochet o en dictadura, si tiene la edad suficiente.
-Es una opción deliberada, porque como el texto de esa canción es un vómito de rabia hacia las violencias, las dictaduras, las injusticias verticales, las imposiciones, hacia la violencia de Estado, lo intolerantes que podemos seguir siendo a pesar del pasado. Lo que me marca, y a muchos nos marca, en lo que hoy somos. Lo que hoy somos -recalca-, simplemente. Yo nací afuera producto del exilio de mis viejos. ¿Por qué exiliaron a mi viejo, por qué sacaron a mi vieja del trabajo? ¿Por qué mataron a mi viejo después, al regreso? (su padre murió apuñalado por un delincuente en la Plaza Italia de la capital, el 7 de noviembre de 1991). ¿Por qué quedaron en las tinieblas después las circunstancias de su muerte? Porque simplemente vivimos en un país, todavía, aunque cada vez menos, siento, preso del miedo a transformarnos en una sociedad catalizadora de ideas que cooperen al buen funcionamiento entre las personas.

-¿No es un título que habla sólo del '73, sino de 2011 también?
-Absolutamente. Se abre el debate sobre el gobierno y aparecen los fantasmas de todas partes, odiosidades abiertas, y que no sólo tienen que ver con la derecha, sino con temas pendientes en la gente de izquierda también, o en uno, que no están resueltos, con mucho resentimiento, falta de oportunidades, rabias acumuladas. De alguna manera se trata de articular esta rabia poniendo el dedo en la llaga donde nunca se ha puesto realmente, y en que la mayoría estamos de acuerdo en que no se han resuelto ni la mitad de los casos de derechos humanos. Y sacarse eso de encima para poder mirarse y mirar al otro con ojos de una reconciliación verdadera. Este disco está habitado por eso en general.



viernes, 12 de agosto de 2011

Quilapayún- Libertad- 1981. Movieplay 17.2720/5. España





Les dejo con otro LP en streaming, se trata de la compilación "Libertad" de Quilapayún editada en España por el sello Movieplay en 1981, que contiene varios temas que quedaron fuera de la edición española del disco Basta, con otras canciones pre 73 en el lado A del disco, mas una selección de temas grabados en el exilio en el lado B (excepto "Canción de Frondoso" que fue grabado originalmente en 1970).
Posteriormente esta compilación fue editada por el sello Movieplay - Fonomusic, edición que llegó a Chile a la vieja Feria del Disco, tanto en vinilo como en CD.

La resolución está en 112 kbps stereo.

El detalle de las canciones son las sgtes:

Lado A:
01. La Gaviota
02. Coplas de Baguala
03. El Polo salió de España
04. La Carta
05. ¿Por qué los pobres no tienen?
06. Segunda declaración de La Habana

Lado B: 01. Nuestro Cobre
02. Canción de frondoso
03. Duerme, duerme negrito
04. Angola
05. ¿Dónde están?
06. Libertad, libertad

domingo, 7 de agosto de 2011

Quilapayún- Festival Canto Libre- Palacio de los Deportes- Barcelona- 21 Septiembre 1979

Les dejo en streaming este archivo que recibí hace algunos años, se trata de un registro de una presentación de Quilapayún realizada en Barcelona el año 1979.



Lo que escucharán será lo sgte:


01 Palabras de Rodolfo Parada
02 El Arbol
03 Palabras de Eduardo Carrasco
04. Canción a Víctor Jara
05 La Muralla
06 Palabras de Rodolfo Parada
07 Mi Patria
08 Presentación de Hernán Gómez al Discurso de Matta
09 Discurso de Matta
10 Canción Final Cantata Santa María
11. Palabras del presentador sobre José Balmes
12. El Pueblo Unido Jamás será vencido

La Tercera

A casi dos meses de la muerte del músico de Pirque, publicamos los extractos de una conversación inédita.

por Juan Manuel Vial

A Santos Rubio le gustaba contar un par de anécdotas que demostraban que el haber nacido ciego no fue una maldición que lo hubiese inhabilitado para ciertas actividades que, supuestamente, sólo un vidente podía llevar a cabo. La primera aludía a cierto episodio de juventud, cuando, pasajero casual en la cabina de un camión repleto de curagüillas ("yo andaba con la tremenda amigdalitis, así es que, con suerte, pude tomarme media bebida en no sé cuántas horas"), terminó manejando la máquina una vez que el chofer y el copiloto se quedaron dormidos. La proeza fue considerable, pues bajo su conducción y las instrucciones que le iba dando un primo desde atrás, el vehículo cruzó el puente sobre el río Maipo y se detuvo a la orilla del camino por su cuenta.

En otra ocasión, al interior de una picada de Estación Central en que se reunían los músicos tras actuar, El Copeta alentó al grupo, unas 11 personas, a tomarse una fotografía. Todos habían bebido bastante, lo cual no impidió el siguiente ritual: cada uno de los presentes se puso de pie frente al resto, enfocó lo mejor que pudo y disparó el obturador de la máquina. De pronto, alguien se quejó de que nunca aparecían juntos y ahí fue cuando Santos Rubio, hombre de buena voluntad, se ofreció a tomar la foto: "En eso se para mi amigo El Copeta, el que me pagaba, y me pone derechito frente a los retratables: 'Cuando yo te diga, conchalí, apretái este botón'. Y así lo hice. Les voy a sacar otra por si acaso, y saqué dos". Un mes más tarde, Santos volvió a encontrarse con los parroquianos y les preguntó por la fotografía. Al unísono ellos soltaron la risotada. "¿Y de qué se ríen?, les pregunté. Uno respondió: 'Las únicas fotos buenas fueron las que sacó usted, así es que usted no salió. Las demás, todas movidas'".

Fotógrafo certero, chofer de emergencia, barbero prolijo, incansable caminante solitario, narrador detallista del paisaje que lo rodeó, buen marido y padre de familia, el folclorista murió en Pirque el 24 de mayo, a los 73 años, producto de un cáncer. Sostener que Santos Rubio se paseó por esta vida con los ojos bien abiertos no es una exageración. Y en cuanto a sus talentos musicales, bueno, ahí lo tendremos por siempre como habitante ilustre del cielo en que creía, ubicado entre los muertos más eminentes de nuestro firmamento melódico, probablemente, al lado de Violeta Parra y Víctor Jara, sus más distinguidos admiradores. Santos Rubio no tan sólo cantaba y tocaba la guitarra, el acordeón de botón, el arpa, el acordeón de tecla, la mandolina, el rabel y el cuatro venezolano, sino que fue maestro y salvador del guitarrón chileno, aquel instrumento de 21 cuerdas, más cuatro diablitos, que es único en el mundo.

El guitarrón chileno tiene el encordado más complejo de todas las guitarras que se crearon en América y, a no ser por el empeño que pusieron en tocarlo un puñado de fieles cultores, estuvo a punto de desaparecer para siempre de la faz de la tierra. Hacia el año 1956, época en que Santos Rubio comenzó a relacionarse con él, casi no existían intérpretes. "Acá en Pirque llegamos a tocarlo sólo tres personas: Manuelito Saavedra, del Huingán; Osvaldo Ulloa, del Principal, y yo. Digan lo que digan y por mal que les parezca a los demás, es innegable que el guitarrón se quedó en Pirque y de aquí renació". Santos Rubio fue un hombre sumamente orgulloso de su patria pirqueña, y no pircana, como le dicen ahora, pues pircano se le llama al habitante de Pirca.

Usted que llevaba música y canto a los velorios de niños, ¿podría explicarme en qué consistía ese ritual que, visto a la distancia, suena un poco macabro?

En esta zona de Pirque siempre existió la tradición de cantarle a los angelitos, que es como se les llama a los niños que mueren. Así también sucedía en Aculeo, Melipilla, Curicó y Teno. A los angelitos se les sentaba en una silla, bien adornaditos y emperifollados con sus respectivas alitas. Después, la costumbre se fue prohibiendo y aunque yo nunca he estado en contra de las tradiciones, esta vez estuve un poco a favor: mejor que se haya acabado ese cuento, porque hay que quebrarlos pa' echarlos al cajón, y eso era un poco sacrílego. Ahora los ponen en un altarcito, acostaditos.

¿Y los funerales de adultos?

A veces nos invitan, si es que así lo pidió el finado. Ahí se canta a lo divino, aunque en ocasiones, especialmente cuando uno ha conocido harto a la persona fallecida, es posible hacer una décima improvisada, dirigida a lo que ésta hizo en vida. Me acuerdo del velorio en Santa Rita de un amigo mío, que había sido futbolista en su juventud y después se dedicó a los caballos y corría. Apenas entré a la iglesia, un amigo me vio y me pegó el grito: "¿Venís preparado Santos Rubio?". Yo le respondí, "si no vengo preparado, me preparo". Y ahí mismo solté una décima. No sé por qué la retuve hasta hoy, pero dice: "Hay un rodeo en el cielo/ y hay gente de todas partes/ a Segundo Cornejo Hiriarte/ también lo invitó San Pedro/ voy a correr y hecho bueno/ me aplaude la Virgencita/ haré atajadas muy bonitas/ voy a quedar muy contento/ porque aquí yo represento/ a los huasos de Santa Rita".

Hoy, las décimas de Violeta Parra no tan sólo se escuchan, sino que también se leen como poesía. ¿Qué le parecería que sus canciones fueran leídas en vez de oídas?

Mientras no se me eche al olvido, bien está que sea de una manera o la otra. Pero sí, funciona bien en ambos casos. Lo que a mí me da risa es que hablamos con harto orgullo del Víctor Jara y de la Violeta, porque aquí en Chile nos encanta que la gente pase a ser importante después de muerta. Pero yo recuerdo bien que a la Violeta no la quería nadie. Aquí en Chile cuesta meterse, más aún si es con tradición. La persona se muere y pasa a ser un símbolo. Al menos, a su familia la figura de la Violeta le ha servido como tarjetita. Y también a los payadores: cuando quieren conseguir un aplauso más grande, te meten a la Violeta y listo. Yo la evito. Y al Víctor también. El aplauso me lo consigo yo, o no me lo consigo. Al Víctor, vaya novedad, tampoco lo quería nadie: pa' empezar, estudió teatro: lo echaron de la compañía de teatro; luego fue uno de los fundadores del Cuncumén, por allá por 1957: lo echaron de ahí también. Adonde iba lo echaban. Si no me equivoco, creo que además formó el Quilapayún, y de ahí también lo corrieron pa'l lado. Pudo haber sido por envidia e ignorancia. Pudo.

Las décimas son poesía dura, con métrica y rima. Pero hoy por hoy, en la poesía reina el verso libre.

A Dios gracias en Chile hay buenos decimistas. Al igual que en Cuba, Argentina y Uruguay. Y bueno, la métrica es una y de ahí no te puedes salir.

Entiendo, pero igual suena bastante complicado: improvisar mientras se calcula la métrica no es algo fácil de hacer. Yo no podría hacerlo sin lápiz ni papel.

Para mí no lo es tanto: Yo contesto tu pregunta/ aquí en medio de la plaza/ para saber lo que pasa/ pa' eso hicimos esta junta/ la cosa es como una yunta/ yo te lo explico, Manuel/ tú tienes que comprender/ porque yo lo he comprobado/ aunque eres muy educado/ te falta lápiz y papel.